El tratamiento de los trastornos coreicos presenta desafíos significativos, incluyendo la identificación de la etiología de la enfermedad, tratamiento y prevención de los síntomas motores, y la gestión de una serie de otras complicaciones neurológicas y de comportamiento. La corea puede ocurrir en varias enfermedades neurodegenerativas, genética, o los relacionados con drogas, y una evaluación diagnóstica completa es necesaria para identificar las causas subyacentes específicas. Algunos trastornos coreicos tienen etiologías específicas tratables subyacentes, como la vitamina B 12 deficiencia o discinesia inducida por fármacos. Los trastornos autoinmunes, como la corea de Sydenham puede ser tratada con penicilina, los corticoides, inmunoglobulina intravenosa, o intercambio de plasma. Coreas Heredodegenerativos tales como la enfermedad de Huntington a menudo responden al tratamiento con tetrabenazina o amantadina. Muchos otros agentes pueden ser utilizados no específicamente para el control de los síntomas, incluyendo las benzodiazepinas, neurolépticos, y los medicamentos antiepilépticos. Además de los síntomas motores, los pacientes con enfermedad de Huntington y otros trastornos coreicos suelen experimentar mayor depresión, bradicinesia, el deterioro cognitivo, conductas agresivas, y otras complicaciones a medida que progresa la enfermedad. El cuidado del cuidador es también una preocupación importante en el tratamiento a largo plazo de los trastornos coreicos.